06.03.2020 | Santa Úrsula
El Ayuntamiento de Santa Úrsula aprobó esta mañana por unanimidad, en el transcurso de un pleno de carácter extraordinario, solicitar al Gobierno central, el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife la declaración del municipio como zona catastrófica, como consecuencia de los daños por el temporal de viento y calima sufridos el 23 de febrero y los incendios que se prolongaron hasta el día 25. De igual modo, el acuerdo plenario incluye solicitar a las administraciones públicas las ayudas y subvenciones que procedan para hacer frente a los daños en infraestructuras públicas y privadas.
La Oficina Técnica de Urbanismo y la Oficina de Agricultura y Medio Ambiente del Ayuntamiento trabajan desde el 26 de febrero en la elaboración de un informe que reúna la totalidad de daños en viviendas, fincas agrícolas, instalaciones y vías municipales, caminos rurales, centros educativos y otros equipamientos. De igual modo, se habilitó un servicio para que los vecinos y vecinas tramitasen las solicitudes de ayudas para paliar daños en sus viviendas, enseres y terrenos agrícolas. Hasta la fecha, dicho servicio de atención ciudadana ha registrado 230 solicitudes, de las que 130 se corresponden con bienes inmuebles y el resto, con bienes muebles o zonas agrícolas.
Los datos recabados hasta ahora reflejan daños en un total de 89 viviendas, de las cuales cinco -dos situadas en la calle Monroy y otras tres en Paseo de Cala- quedaron totalmente calcinadas, por lo que ha sido necesario acometer su demolición. A ello se suman más de una treintena de vehículos, así como una veintena de bienes inmuebles de carácter agrario afectados.
Los importantes daños en el sector agrícola se traducen hasta el momento -ya que aún no ha sido posible analizar la totalidad de las zonas- en 40 hectáreas afectadas por el fuego, dedicadas sobre todo a viñedos, frutales y hortícolas. No obstante, aún no se ha valorado la afectación causada por el viento en los terrenos de la parte alta de la localidad, destinados en su mayor parte al cultivo de papas.
A todo ello hay que añadir los desperfectos que han sufrido instalaciones y edificios municipales, centros educativos, viales, paradas de guaguas (siete), infraestructuras hidráulicas y el parque móvil público.
Los incendios
El domingo 23 de febrero, en torno a las 6:30 horas, se produjo un incendio en el municipio, entre Camino La Montañeta y la calle Ojitos. En ese momento las rachas de viento eran de entre 70 y 90 kilómetros por hora. Según avanzó el día, el viento alcanzó los 120 km/h y la temperatura, como consecuencia de la calima, llegó a superar los 27 ºC, con lo que el fuego se propaga de forma incontrolada y afecta a las calles Ojitos, Bastona, Monroy, El Cantillo, Guanche, Fuente Ravelo, Tosca de la Iglesia, Tijarafe, Zarzales, Zumacal, zona centro, Los Castaños, Los Pajales, Camino del Mar, Carretera General (TF-217), Carretera Vieja (TF-213) y zonas paralelas a la TF-5 en ambas direcciones, llegando a La Quinta y a Lomo Román. De igual modo, se quemaron áreas como las situadas junto al cementerio, al talud que linda con la autopista a la altura de El Calvario y en dos de los accesos al municipio.
La situación obligó a desalojar de forma inmediata a cerca de 200 personas residentes en las viviendas situadas en las calles Monroy, Los Castaños, Guanches, Zarzales, Tijarafe, El Cantillo, Camino del Mar y Tosca de la Iglesia. Cuando las llamas llegaron al casco de Santa Úrsula, por el barranco de La Plaza, y alcanzaron el barranco de Michel, se originó un gran incendio en la zona paralela a la autopista del Norte (TF-5), en ambos sentidos, y en las urbanizaciones La Quinta y Lomo Román. En ese momento se tomó la decisión de desalojar las viviendas de La Quinta, incluido el hotel, en el que se hallaban unas 400 personas.
La rotura del Canal de Aguamansa a la altura de Chimoche, como consecuencia de la caída de un árbol por el viento, dejó al municipio sin suministro de agua. En concreto, se dejaron de recibir 190 metros cúbicos por hora. Además, la rotura de una amplia extensión de tuberías y maquinarias ocasionaron el desabastecimiento de los depósitos municipales. Por todo ello, el Ayuntamiento emprendió el reparto de más de 150.000 litros de agua embotellada a los vecinos que se quedaron sin suministro.
De igual manera, los incendios dejaron a numerosas zonas de la localidad sin energía eléctrica ni cobertura de telefonía móvil. Los trabajos para la extinción del fuego se prolongaron hasta el 25 de febrero, por su reactivación en gran parte de las zonas afectadas.
La gravedad de la situación obligó a participar en la coordinación y extinción a bomberos de diversas bases del Consorcio Insular, Guardia Civil, Brigada Forestal, Unidad Militar de Emergencia (UME), bomberos voluntarios, Protección Civil, Policía Local, Policía Autonómica, Unipol, Policía Nacional, Cruz Roja, Servicio de Urgencias Canario (SUC), voluntariado, personal municipal y ciudadanía.
Imágen: Santa Úsrula, zona afectada por el incendio del 23F | CEDIDA