12.01.2024 | Redacción | Reflexión
Por: Óscar Izquierdo
Presidente de FEPECO
Seguimos, lamentablemente, en la dinámica dañina de soportar una burocracia perjudicial, tanto para el ciudadano como para el empresario. No hay manera que arranque, es más, sólo está para estorbar. En si misma es una aberración, manifiesta en su continua anomalía e imperfección persistente. Es que no sirve absolutamente para nada, bueno, para estorbar si es eficiente, siendo sinónimo perfecto de nulidad manifiesta. Está provocando y no es ninguna exageración, la ruina de algunas empresas, por cierto, cada vez más, por la tardanza en la concesión, en tiempo y forma de las licencias de obras mayores, que tienen un plazo legal de concesión de tres meses y se dilatan tardando más de tres años. Así no se puede trabajar, por supuesto, menos producir, ni crear empleo. La Administración Pública es un virus que no tiene vacuna, ni solución. No hay valentía política para acometer su modernización, así como una exigencia de productividad medible y cuantificable del trabajo de los empleados públicos. Lo denunciamos de nuevo y lo seguiremos haciendo, por lo menos, para que no se olvide su culpabilidad